14 de diciembre de 2016

Vikingos renacidos: Orígenes y desarrollo de la recreación histórica altomedieval en Polonia

Tras un período de ausencia traigo para ustedes en esta ocasión una traducción autorizada de un artículo del arqueólogo Leszek Gardeła sobre la recreación histórica vikinga y altomedieval en Polonia durante los siglos XX y XXI. El trabajo examina con detalle las idas y venidas de la escena de la recreación histórica en este país, poniendo especial énfasis en las problemáticas a las que se ha visto enfrentada esta actividad, así como en sus relaciones y percepciones por parte de académicos, el público en general y los mismos recreadores. Asimismo, ofrece un sintético recorrido por la historia de la recreación histórica polaca, tan prestigiosa en los círculos actuales. 

El artículo original puede encontrarse aquí.

Espero que esta investigación (y su traducción) sean de provecho para los recreadores de habla hispana, especialmente para aprender y realizar los debidos análisis con base en los avatares acaecidos a grupos e individuos que realizan esta misma actividad en otras regiones del mundo.

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Vikingos renacidos:
Orígenes y desarrollo de la recreación histórica altomedieval en Polonia

[Título original: Vikings Reborn. The Origins and Develpment of Early Medieval Re-Enactment in Poland]


Leszek Gardeła
[Institute of Archaeology, University of Rzeszów, Moniuszki st. 10, 35-015 Rzeszów, Poland:
leszekgardela@archeologia.rzeszow.pl]

Resumen

Los vikingos y su cultura continúan fascinando a miles de personas alrededor del mundo, proveyendo una inacabable fuente de inspiración para trabajos artísticos, literarios, musicales y cinematográficos, en los cuales se reutilizan de manera creativa algunos motivos arqueológicos, históricos y mitológicos. Durante los últimos 20 años, el interés en los vikingos y su época ha incrementado notablemente también en Polonia, en donde varios grupos de recreación histórica congregan a entusiastas jóvenes y viejos provenientes de diversos contextos sociales. Los vikingos contemporáneos se reúnen en mercados y festivales altomedievales, así como en otros eventos, para combatir y experimentar una vida de aventureros, comerciantes y guerreros. La escena de la recreación histórica ha crecido tanto que para algunas personas “ser vikingo” se ha convertido no solo en un emocionante pasatiempo, sino en su mayor ocupación y estilo de vida. Este artículo contextualiza y explora de manera crítica la fascinante historia de este fenómeno, como también los estilos de vida de los vikingos contemporáneos en Polonia.

En memoria de
Philip Burthem – Jarl Ulf-Eirik
(1961-2012)

Introducción

Las llamas se elevaron hacia el cielo nublado y consumieron un barco dragón provisto de objetos preciosos de exquisito diseño. Los guerreros, artesanos, marineros, miembros del household, jóvenes y viejos, vestidos con sus mejores trajes, permanecían de pie en un semicírculo mirando el fuego y recordando sus grandiosas aventuras en tierra y mar. Todos ellos vinieron para ofrecer un último tributo al hombre cuya determinación, habilidades de combate y pasión redefinió sus vidas. Se realizaron rituales bastante elaborados, discursos fueron pronunciados, y canciones fueron entonadas. Al final fue erigida una magnífica piedra rúnica en memoria del gran líder y amigo. Un sentimiento de pérdida abrumó los corazones de quienes estaban reunidos allí, pero también el de la esperanza de un nuevo comienzo.

Aunque la descripción anterior pareciese tomada directamente de fuentes textuales o arqueológicas, esta impresionante ceremonia no fue llevada a cabo hace mil años en algún lejano lugar del mundo nórdico. Fue un memorial, o más precisamente, un funeral simbólico, organizado en junio de 2013 en Wolin, Polonia, con la intención de conmemorar la vida de Philip Burthem (más conocido entre sus hombres como Jarl Ulf-Eirik), líder del grupo de recreación histórica The Jomsvikings. Algunas personas dicen que éste fue realmente el primer “funeral vikingo” después de casi 1000 años, y probablemente tengan razón, por lo menos para aquellos que asistieron a él y que estaban personal y emocionalmente conectados con Philip Burthem y con su trabajo en el ambiente de los vikingos de los siglos XX y XXI (Fig. 1). Ciertamente, Philip Burthem fue uno de aquellos individuos que definió, moldeó y otorgó una dirección hacia al futuro a la escena de la recreación histórica no solo en Polonia, sino también en otras partes de Europa y más allá.

Hoy día la recreación histórica está prosperando en Polonia, donde se organizan de manera regular docenas de festivales y mercados en diferentes partes del país. A ellos acuden entusiastas de la historia viva/viviente [living history], jóvenes y viejos, como también una numerosa cantidad de turistas polacos y extranjeros. Los festivales y mercados organizados en Polonia, al igual que en otras de Europa, tienen como objetivo reconstruir / recrear la vida en el pasado a través del uso de réplicas exactas y/o objetos estilizados de la Alta Edad Media. Las batallas, que involucran a varios cientos de guerreros, son una parte frecuente de su programación, aunque también se realizan de manera ocasional recreaciones teatrales de eventos históricos concretos, narraciones de historias, y rituales (como por ejemplo bodas, funerales, ceremonias mágicas, entre otras). Tales eventos son organizados no solo para suplir las demandas del público moderno y permitirles “viajar en el tiempo”, sino también (y en muchos casos de manera predominante), para los propios recreadores. Estos proporcionan una oportunidad para crear una especie de “espacio”, en donde los entusiastas de la Alta Edad Media pueden reunirse, conversar, intercambiar ideas, aprender, y compartir habilidades y experiencias.

Este artículo explora el fenómeno de la recreación histórica vikinga en la Polonia contemporánea a través de una revisión crítica de los diferentes períodos de su desarrollo, comentando su reciente condición, y prediciendo sus futuras trayectorias. Con el fin de proporcionar un contexto histórico y social más amplio sobre la fascinación con los vikingos en Polonia, se realizarán breves comentarios sobre obras de artistas de finales del siglo XIX, escritores, y algunos de los primeros investigadores de la cultura nórdica. Esto se complementará con observaciones acerca del buen y mal uso de la historia altomedieval durante y después de la Segunda Guerra Mundial, como también algunos comentarios sobre la percepción actual de los vikingos en los ambientes académicos polacos y los medios populares.

Sin embargo, antes de discutir más detalladamente acerca de la escena de la recreación vikinga polaca, es de vital importancia presentar algunas observaciones generales sobre la historia de fenómenos similares en Europa occidental (sobre la recepción moderna de los vikingos en el arte, literatura, y otros medios, ver, por ejemplo, Clark y Phelpstead 2007; Morrison 2000; Mjöberg 2003; Orrling 2000; Roesdahl y Meulengracht Sørensen 1996; Trafford y Pluskowski 2007; Ward 2000; Wawn 1994; 2000; Willemsen 2004, 174-186; Wilson y Roesdahl 1992; ver también Radtchenko 2006 para la recreación histórica en Rusia).

Recreación histórica vikinga y sus orígenes

Es difícil proporcionar una fecha exacta para los orígenes de la recreación histórica vikinga en Europa, ya que el concepto de “recreación” puede definirse de diferentes maneras (e.g. Agnew 2004; Agnew 2007; Goodacre y Baldwin 2002; Magelssen 2007; McCalman y Pickering 2010). Mediante la adopción de una comprensión amplia de este término, se podría incluso argumentar que hubo personas que trataron de recrear el pasado vikingo durante la misma Era Vikinga a través de la conmemoración de acontecimientos pasados, historias, mitos, o individuos importantes, en elaborados funerales, como también mediante el uso de técnicas de representación de roles, enmascaramiento, etc. (sobre nociones relacionadas, véase, por ejemplo, Price 2010; Price y Mortimer 2014). En tiempos modernos, el término “recreación” puede compararse a menudo con lo que se conoce como “arqueología experimental”, que, en términos generales, es un campo de estudio que busca recrear objetos o edificaciones del pasado con el uso de técnicas auténticas. En la realidad, sin embargo, muchos recreadores contemporáneos (por los menos aquellos que recrean la Era Vikinga, esto es, un período datado entre finales del siglo VIII y XI d.C.) no se ocupan ni interesan en realizar ningún tipo de trabajo de carácter académico, aunque tienen una fuerte influencia a partir de cómo el público en general percibe el pasado. Como tal, la recreación encaja dentro del amplio margen de la “arqueología pública” (e.g. Holtorf 2007; sobre arqueología pública específicamente en Polonia, véase Deskur 2008 con referencias adicionales). En su riguroso artículo sobre la recreación histórica en Polonia, el historiador Michał Bogacki (2008, 222; mi traducción del polaco) ha argumentado que:

[La recreación histórica] puede definirse como un conjunto de actividades que implican la presentación visual de varios aspectos de la vida en el pasado por personas vestidas con trajes y utilizando objetos (…) que se refieren a un determinado período, o incluso empleando ocasionalmente artefactos originales.

Si bien esta definición de carácter general podría ampliarse o refinarse, será aceptada para los propósitos de este artículo.

En la Europa occidental contemporánea, los intentos serios de recrear la Alta Edad Media, o específicamente la Era Vikinga, comenzaron en Inglaterra en la década de 1970. El grupo más antiguo, originalmente conocido como Norse Film and Pageant Society, y actualmente llamado simplemente The Vikings (www.vikingsonline.org.uk), fue fundado en 1971. En 1988, Philip Burthem, Robert Taylor, Adrian Lulham y Robin Cowley, establecieron otro grupo llamado Jomsborgelag. Después de varios años, algunos de sus miembros iniciales formaron la Jomsviking Brotherhood que más tarde se convirtió en una organización hoy conocida como The Jomsvikings (Górewicz 2013a, 116; véase también www.jomsvikings.com). Desde sus orígenes, el objetivo principal de los Jomsvikings ha sido (re)crear técnicas de combate altomedieval que involucren el uso de armas de acero (sin filo), predominantemente espadas, escudos, lanzas y hachas. Todo esto encaja perfectamente con el nombre del grupo, el cual hace referencia a unos legendarios guerreros que, de acuerdo a varios textos nórdicos antiguos, vivían en una fortaleza situada en algún lugar de la costa sur del Báltico, y que seguían un estricto código de comportamiento. (sobre Jómsborg y los Jómsvíkingar en fuentes textuales medievales véase, por ejemplo, Słupecki 2000; Morawiec 2009). Durante los siguientes 30 años, los Jomsvikings contemporáneos incrementaron su número notablemente, llegando a contar actualmente con grupos “aliados” o miembros particulares en toda Europa, así como en Australia y en los Estados Unidos. Juntos, forman lo que se conoce como Jomsborg, cuyos miembros se reúnen regularmente en espectáculos, mercados y grandes festivales internacionales. Se estima que actualmente esta organización cuenta con varios cientos de guerreros, en su mayoría hombres.

Hoy en día, los Jomsvikings y sus afiliados son uno de los muchos grupos de recreación histórica de Europa occidental, aunque su rol inicial en la configuración de la escena vikinga moderna es incomparable. Como se demostrará más adelante, también fueron particularmente importantes en el desarrollo de la recreación histórica altomedieval en Polonia, especialmente en la década de 1990.

Entusiastas vikingos en la Polonia de los siglos XIX y XX

Aunque en la literatura académica el territorio de Polonia es raramente mencionado en conexión con los vikingos, el interés de los polacos por la literatura nórdica antigua y la Escandinavia altomedieval se remonta hasta el siglo XIX (véase las más recientes revisiones en Gardeła 2014, 11-44; Morawiec 2015). Por tanto, antes de pasar a discutir el desarrollo de la recreación histórica vikinga en Polonia, es necesario realizar algunas breves observaciones sobre el amplio contexto histórico e ideológico del que pudieron haber surgido estas fascinaciones modernas.

Fig. 1. Barco dragón en llamas en el memorial de Philip Burthem.
Foto y copyright por Katarzyna ‘Amari’ Górewicz. Utilizada con autorización.

Fig. 2. Marcin Lutomski, líder del grupo polaco de recreación histórica, Walhalla.
Foto y copyright por Monika Sankowska. Utilizada con autorización.

Fig. 3. Angelika Strycka (izquierda) y Grzegorz ‘Greg’ Pilarczyk (derecha). Angelika Strycka trabaja con textiles y recrea ropajes eslavos y vikingos. Grzegorz Pilarczyk se especializa en producir replicas de alta calidad de joyería altomedieval.
Foto y copyright por Angelika Strycka. Utilizada con autorización.

Fig. 4. Igor Górewicz, líder de Drużyna Grodu Trzygłowa. Foto de la portada de su reciente libro, Mieczem Pisane. Odtwórcologia (Spa. Escrito con una espada. La ciencia de la recreación).
Foto y copyright por Jacek Gajak. Utilizada con autorización.

Fig. 5. Philip Burthem (Jarl Ulf-Eirik)
Foto de la página web de The Jomsvikings (www.jomsvikings.com)
Utilizada con autorización.

Hablando de diferentes recreaciones del pasado medieval, vale la pena recordar que una de las primeras representaciones artísticas de lo que podría considerarse un “funeral vikingo” fue pintada por un artista polaco-ruso, Henryk Siemiradzki, en 1883 (Stolot 2002, 46). La pintura, verdaderamente magnífica en su expresión artística y tamaño, se encuentra hoy día en el Museo Histórico Estatal en Moscú. Ésta demuestra perfectamente cómo en el clima romántico y anticuario de esta época Siemiradzki imaginó el elaborado funeral de un noble Rus. A partir de los detalles cuidadosamente elaborados de la pintura, es claro que el artista basó su trabajó en el famoso relato del siglo X del emisario árabe Ibn Fadlān (sobre este extraordinario registro textual, véase, por ejemplo, Montgomery 2010), aunque los trajes y armas con las que Siemiradzki retrató a sus personajes, están lejos de lo que los Rus habrían utilizado en la Era Vikinga.

Curiosamente, las inspiraciones vikingas también pueden encontrarse en la obra Lilla Weneda, escrita por Juliusz Słowacki (1883), famoso poeta polaco del período Romántico Nacional (Majewska 2013a; Majewska 2013b). En esta obra, ambientada en los heroicos y legendarios tiempos de la Polonia altomedieval pre-estatal, Słowacki (re)utilizó con eficacia varios motivos de leyendas eslavas, como también relatos celtas y nórdicos antiguos (incluyendo el de un pozo de serpientes y un harpa mágica), para crear un armonioso conjunto y una trama realmente emocionante.

Otra figura clave en la historia de las fascinaciones vikingas en Polonia fue Karol Szajnocha, escritor e historiador aficionado, quien cursó estudios en Lviv (actualmente en Ucrania, aunque en aquel tiempo la ciudad hacía parte de Galicia bajo el gobierno del Imperio Austro-Húngaro). Szajnocha era un escritor erudito y tenía una impresionante lista de publicaciones, pero fue su monografía titulada Lechicki początek Polski (Esp. Orígenes Lechite de Polonia) la que tuvo el impacto más significativo en los estudios de los siglos XX y XXI sobre la noción de los vikingos en Polonia. En este libro, Szajnocha sostuvo que el Estado polaco surgió de manera similar al de los Rus, esto es, a través de la participación activa de inmigrantes escandinavos. Desde una perspectiva actual, es claro que sus argumentos estaban basados en manipulaciones de fuentes bastante problemáticas, por lo que ahora son completamente rechazados por los académicos polacos y extranjeros. Sin embargo, algunos historiadores aficionados todavía gustan referirse a estas infundadas ideas, por lo que el trabajo de Szajnocha es citado frecuentemente para apoyar argumentos pseudo-académicos, como por ejemplo sobre Mieszko I, a quien consideran un vikingo de Escandinavia (e.g. las polémicas obras de Skrok 2013 y Ruszczyński 2014).

En el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, la arqueología también jugó un importante papel en el desarrollo del interés del público y los estudiosos polacos en el pasado vikingo. A comienzos del siglo XX se realizaron una serie de enigmáticos descubrimientos en cementerios altomedievales en Łubowo, en la región de Gran Polonia y en Ciepłe, Pomerania. Los hallazgos de equipos militares inusuales (para la situación de la arqueología polaca de principios del siglo XX) extraídos de estos sitios, dieron lugar a la idea de que un grupo de extranjeros –esto es, escandinavos, o más específicamente, “vikingos”– había sido enterrado allí. Los objetos de Łubowo y Ciepłe fueron discutidos y reinterpretados numerosas veces en los años posteriores, llegando a convertirse en un factor significativo en los debates a favor o en contra de la presencia escandinava en la Polonia altomedieval (ver crítica en Gardeła 2014; Gardeła 2015).

Debido al complicado ambiente ideológico y político en el cual se habían realizado los estudios académicos antes y durante la Segunda Guerra Mundial, las obras producidas en este período dieron lugar a numerosas interpretaciones erróneas de la presencia y papel de los inmigrantes escandinavos altomedievales en Polonia. Los arqueólogos alemanes que trabajaban en Wolin, aunque inicialmente escépticos acerca de su carácter escandinavo, consideraron que era una “ciudad vikinga” tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que se contaba con poca evidencia arqueológica que apoyara esta afirmación (para más información ver Biermann 2013 y referencias). No debe de sorprendernos hoy día que una de las principales razones para llevar a cabo las excavaciones en Wolin en una escala tan grande fue la suposición de que era la ubicación original de Jómsborg, sede de los heroicos Jómsvíkingar (para un contexto político e ideológico más amplio sobre los intereses alemanes y nazis en Wolin, ver Błahij 1971).

Tras la Segunda Guerra Mundial se ha desarrollado una gran cantidad de trabajos sobre la noción de las relaciones escandinavo-eslavas en el período altomedieval, especialmente en el ambiente académico de la universidad de Poznań. Destacados estudiosos como Józef Kostrzewski, Henryk Łowmiański, Jan Żak, Gerard Labuda, y Lech Leciejewicz, publicaron una serie de investigaciones destinadas a presentar estas interacciones de manera mucho más matizada y con mejor crítica de fuentes (aunque no completamente imparcial dadas sus preocupaciones “patrióticas”) que las que se habían realizado anteriormente (para más detalles y referencias, ver Gardeła 2014; Gardeła 2015). En general, los académicos polacos del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial parecen estar de acuerdo en que el papel de los escandinavos en Polonia fue de carácter marginal y que no tuvieron un rol importante en la formación del temprano Estado Piast. La importancia de los hallazgos de estilo y/o procedencia indudablemente escandinavos fue frecuentemente minimizada y usualmente interpretados como señales de intercambio o comercio intercultural (e.g. Żak 1963, 1967a, 1967b).

Fuera de los círculos académicos, los vikingos han encontrado también su camino en la cultura popular de Polonia. La década de 1980 vio la publicación de una serie de comics extremadamente exitosa llamada Thorgal, creada por el ilustrador polaco Grzegorz Rosiński, y el guionista belga Jean van Hamme (Birek 2012). Thorgal, el aventurado protagonista de la serie, despertó la imaginación de adolescentes y adultos en toda Polonia y más allá (especialmente en Bélgica y Francia). Para muchos recreadores nacidos en la década de 1980, estos comics fueron su primer encuentro con el mundo vikingo y la mitología nórdica. Hoy día, después de más de 30 años, la serie Thorgal continúa y es vendida en numerosas librerías de Polonia y otras partes de Europa.

A partir de los años 80 en adelante, historiadores y arqueólogos polacos han publicado numerosos libros y artículos académicos sobre diferentes aspectos de la Era Vikinga. Es importante observar que muchas de las recientes investigaciones polacas en el campo de los estudios vikingos son profusamente leídas no solo por académicos especializados, sino también por recreadores contemporáneos que a menudo pueden acceder a ellas a través de redes sociales como Academia.edu o Facebook. Además, parece que la demanda de obras similares sigue creciendo entre estos grupos de personas.

Los inicios de la recreación histórica vikinga en Polonia

Señalar los verdaderos comienzos de la recreación histórica altomedieval, o más precisamente, la recreación vikinga en Polonia, no es tarea fácil. Según Bogacki (2008, 254), algunos primeros intentos fueron realizados en la década de 1960, cuando un grupo de entusiastas de la región de Masuria, entre los que estaban Marek Szabliński y Zygmunt Gonczarek, elaboraron el primer “barco vikingo” a partir de un viejo buque pesquero. Ese mismo año también construyeron un asentamiento de madera en el lago Narie, cerca de Morąg (Bogacki 2008, 254), en donde intentaron recrear la vida cotidiana de la Alta Edad Media. En 1971 fue construida en Polonia una réplica del barco de Oseberg (aunque dos veces más pequeña que el original). El barco fue llamado “Świętosława” (en honor a una princesa eslava, hermana de Bolesław el Valiente), el cual participó en numerosos viajes y festivales en Polonia durante los años siguientes.

Aparte de estos primeros intentos, es claro que uno de los momentos decisivos en la historia de la recreación histórica polaca fue el primer Festival Vikingo organizado en Wolin en 1993 (Bogacki 2008, 257-258; Jasina, Grzybowska and Kilarski 2006; Orłowska y Stanisławski 2004; Górewicz 2013a, 115). Este festival estuvo inspirado en una exposición itinerante titulada Wolin-Jomsborg. Emporium handlowe epoki wikingów w Polsce (Esp. Wolin-Jomsborg. El emporio de la Era Vikinga en Polonia), cuyo curador fue el profesor Władysław Filipowiak, arqueólogo destacado y principal excavador del Wolin altomedieval después de la Segunda Guerra Mundial. Cabe destacar, sin embargo, que el evento de 1993 fue realmente organizado por académicos y entusiastas daneses de la historia, aunque en colaboración con las autoridades locales de Wolin. Jasina, Grzybowska y Kilarski (2006, 6) anotan que a este festival asistieron alrededor de 500 vikingos contemporáneos, especialmente de Dinamarca, Alemania e Inglaterra (un número realmente impresionante incluso para los estándares actuales). Entre los participantes estuvieron los mencionados Jomsvikings, dirigidos por Philip Burthem, quienes fueron responsables de orquestar las batallas en Wolin (Górewicz 2013a, 173). Muchos jóvenes aficionados de la historia medieval acudieron a este memorable evento desde diferentes partes de Polonia. Para muchos de ellos, este primer encuentro con la recreación histórica, y el poder observar como la historia altomedieval cobraba vida (anteriormente conocida solo por libros y películas), fue una experiencia que realmente cambió sus vidas. Inspirados en los recreadores del occidente de Europa que encontraron en el festival en Wolin, quisieron volver allí en un futuro cercano con sus propios grupos. Una de sus intenciones fue también marcar su distintiva identidad eslava dentro del mundo de la recreación vikinga. En consecuencia, el segundo Festival Vikingo en Wolin fue organizado en 1996 por los polacos, el cual, aunque de una escala mucho menor, contó con un carácter internacional (Jasina, Grzybowska and Kilarski 2006: 4, 9-13). Desde entonces se convirtió en un evento anual cada vez más grande. En el 2014, el festival de Wolin (ahora llamado “Festival de Eslavos y Vikingos”) celebró su 20º aniversario.

Inicialmente, los grupos de recreación altomedieval en Polonia incorporaron principalmente a hombres jóvenes (o adolescentes) interesados en combatir con armas reales de metal. La cultura guerrera y los aspectos militares del pasado fueron los principales temas que los atrajeron. Esto fue probablemente fomentado por la imagen cliché de los vikingos, extraída no de fuentes académicas, sino de películas de Hollywood y comics (especialmente el mencionado Thorgal; sobre vikingos en Hollywood, véase Tveskov y Erlandson 2007). Por estas razones fue que los primeros grupos de recreación histórica vikinga en Polonia dedicaron particular atención a la recreación de espadas, escudos, cascos, y otro equipamiento militar, mientras que las cosas esenciales, como la ropa o los utensilios de uso cotidiano, fueron supremamente ignoradas o sustituidas por objetos modernos comprados en tiendas de arte popular polaco que a los recreadores les parecía que “lucían medieval”. A raíz de esto, a principios de la década de 1990, durante los espectáculos y festivales históricos, muchos de los recreadores tenían espadas o cascos muy bien replicados, pero al mismo tiempo, sus ropajes y demás detalles de los trajes (especialmente sus zapatos) no estaban siquiera cerca de algún hallazgo arqueológico conocido. Muchos son los recreadores que aún recuerdan la época en que utilizaban botas militares envueltas en pieles (por lo general de ciervos o nutrias), solo para hacerlas parecer más “auténticas”. En estos primeros tiempos, por lo tanto, lo más importante fue el equipo de combate y militar, siendo el aspecto que más atención recibía tanto por los organizadores de los festivales como por los recreadores, aunque también por el público que asistía a los eventos.

Esta situación cambió significativamente en años posteriores. El desarrollo sorprendentemente rápido de la escena de la recreación histórica también alimentó la necesidad de más réplicas de diversos tipos de objetos, no solo armas, sino también trajes, joyería, cerámica, equipo de campamento, entre otros. Fue este el momento en que algunos recreadores comenzaron a interesarse cada vez más en producir objetos no solo para sus propias necesidades o las de sus grupos, sino también para la venta en una escala mucho mayor (en su país de origen y en el extranjero). Así pues, los festivales previamente dominados por batallas y espectáculos de combate recibieron otro importante componente: un llamado “mercado”, en donde recreadores y turistas podían comprar réplicas de objetos del pasado.

El desarrollo de Internet y la comunicación online en los años noventa, también desempeñó un importante papel en la configuración de la escena de la recreación histórica vikinga. Ahora era posible anunciar eventos en la web (espectáculos, festivales, etc.), comunicarse con colegas de lejanas partes del país y del extranjero, o buscar recursos académicos, fotografías o hallazgos arqueológicos, entre otras cosas. Muy pronto, muchos grupos comenzaron a crear sus propios sitios web y a exhibir sus habilidades y conocimientos en la red. De manera paralela a estos desarrollos, fueron creados en Polonia foros de Internet estrictamente dedicados a la recreación histórica. El primero de ellos fue un foro llamado FREHA (Forum Rekreacji Historycznych – Esp. Foro de Recreación Histórica; www.freha.pl). Después de un tiempo fue establecido un foro especial únicamente para recreadores altomedievales, llamado HALLA (www.halla.mjollnir.pl). Ambos existen hasta el día de hoy, y son muchos los recreadores que participan en discusiones acerca de una gran variedad de temas que van desde arqueología e historia, hasta lingüística o religiones del pasado.
Aunque los primeros festivales de recreación histórica raramente incluían campamentos reconstruidos (e.g. tiendas de campaña y otros tipos de refugios temporales), ahora se han convertido en la norma, siendo a menudo una de las mayores atracciones para el público. Las tiendas de campaña, los puestos de artesanos, y talleres, crean una especie de “mundo alternativo”, en donde es posible experimentar con todos los sentidos cómo pudo haber sido la vida en un campamento, mercado, o ciudad altomedieval. También debe destacarse que desde comienzos del siglo XXI se han venido construyendo varias aldeas y fortalezas altomedievales de carácter permanente en varios partes de Polonia, muchas de las cuales están abiertas al público durante todo el año (Gardeła 2006; Chowaniec 2010, 195-200; Gancarski 2012).

Tendencias y trayectorias en la recreación polaca e internacional

Existen varios grupos que a lo largo de los años han ido estableciendo los estándares. Si bien no es posible enumerar a todos aquí y dar crédito a sus numerosos logros, es vital que por lo menos se mencionen a aquellos que sentaron las bases para el actual estado de la recreación histórica en Polonia.

Entre los primeros grupos establecidos en la década de 1990, y que todavía existen, están Wataha Wilcze Kły, Drużyna Wojów Wiślańskich Krak, y Jomsborg Vikings Hird. Cabe destacar que Jomsborg Vikings Hird fue uno de los primeros grupos de recreación polacos en tener su propia réplica funcional de un barco vikingo (basado en el hallazgo de Gokstad, Noruega), como también una fortaleza que incluye un salón (longhouse) de estilo escandinavo.

En 1998, Igor Górewicz fundó Drużyna Grodu Trzygłowa (también conocido como Triglav en el mundo angloparlante), que hoy día es uno de los grupos de recreación más activos y diversos en Polonia. Su nombre se refiere al dios eslavo de la magia y el inframundo, llamado Trzygłów, cuyo templo se presume que estaba ubicado en Szczecin, donde el grupo tiene su sede. Triglav ha tenido siempre un fuerte enfoque en la cultura guerrera ampliamente entendida, así como en las creencias pre-cristianas, aunque en años recientes se han vuelto impresionantemente diversos. Sus miembros no solo se concentran en los aspectos militares del pasado, sino que también participan en labores artesanales, navegación, y narración de historias. Durante los últimos años, Górewicz y su grupo han participado activamente en la organización de exposiciones itinerantes de gran escala que buscan presentar el pasado al público de los museos de una manera visualmente atractiva e interactiva. La primera de estas exposiciones, llamada Świat Słowian i wikingów (Esp. El Mundo de Eslavos y Vikingos) fue llevada a varias ciudades importantes de Polonia, incluyendo Szczecin y Poznań (Górewicz 2009a). La exposición tuvo como objetivo presentar el pasado altomedieval de una manera integral a través del uso de réplicas de calidad museística de hallazgos arqueológicos de Polonia y Escandinavia. Entre otras cosas, los visitantes de la exposición pudieron apreciar una reconstrucción a escala completa de una casa eslava, así como un sitio de culto con un gran ídolo del dios eslavo Sventovit (basado en la famosa estatua de piedra descubierta en el río Zbrucz en Ucrania). La exposición más reciente en que Górewicz ha sido organizador y curador se llama Miecze Europy (Esp. Espadas de Europa), en la cual presenta el desarrollo de las espadas desde la prehistoria hasta los tiempos modernos (Górewicz 2015). Además de organizar exposiciones, Górewicz también fundó una editorial llamada Triglav, la cual publica libros para niños (Górewicz 2009b), novelas gráficas (e.g. Kisiel 2013), y otros trabajos que se enfocan en diferentes aspectos del pasado altomedieval. (e.g. Borowczak 2008; Górewicz 2007; Górewicz 2011; Górewicz 2013b; Górewicz 2014; Krasna-Korycińska 2010; 2011; Marturano 2011; Pierot 2013).

Otro grupo que vale la pena mencionar es Walhalla, fundado por Marcin Lutomski (Fig. 2). Originalmente, Walhalla se centraba únicamente en la Alta Edad Media, pero ahora sus miembros recrean gladiadores, cruzados, húsares, piratas, así como soldados e insurgentes del Levantamiento de Varsovia. Además de esto, Walhalla ha lanzado dos audiolibros con relatos de mitos nórdicos antiguos, así como una traducción de la Jómsvikinga saga. También trabajan de manera conjunta con varios museos y productores cinematográficos.

A lo largo de los años, los recreadores polacos han ganado un considerable renombre a nivel internacional, y sus réplicas de objetos altomedievales son consideradas como unas de las mejores del mundo. En la actualidad, prácticamente se recrean todo tipo de artefactos en Polonia: armas, ropajes, joyería, recipientes de metal y arcilla, barcos y botes a escala real, otros tipos de vehículos (e.g. vagones) y edificaciones. Muchos artesanos polacos asisten a grandes mercados en Escandinavia y otros lugares de Europa occidental, y los productos que fabrican alcanzan clientes de Australia y Norteamérica. Algunos de ellos, especialmente talentosos, han colaborado también de manera activa con museos e instituciones académicas, tanto en Polonia como en el extranjero. Por ejemplo, el joyero Grzegorz ‘Greg’ Pilarczyk (Fig. 3), ha realizado réplicas de calidad museística de objetos de la Era Vikinga para varios proyectos internacionales de investigación (e.g. el proyecto financiado por AHRC llamado Languages, Myths and Finds organizado por un consorcio de tres universidades británicas en Nottingham, Cambridge y Oxford – Gardeła and Larrington 2014).

Crítica y autorreflexión

El fenómeno de la recreación histórica en Polonia continúa siendo muy poco estudiado. Sin embargo, en los últimos años se han publicado varios artículos académicos que han tratado de explorar críticamente sus diferentes aspectos (e.g. Bogacki 2008; Gancarski 2012; Gardeła 2009; Górewicz 2009a; Kobiałka 2013). Cabe destacar que durante cierto tiempo la escena de la recreación histórica polaca también contó con su propia revista especializada, llamada Gazeta Rycerska (disponible en los principales quioscos y librerías de toda Polonia), aunque ya no se publica.

En su importante estudio sobre la recreación histórica altomedieval en Polonia, Bogacki (2008, 238- 240) realizó una serie de interesantes observaciones sobre los diferentes tipos de personas involucradas en esta actividad. En uno de los extremos ubicó a los “recreadores profesionales”, quienes prestan bastante atención incluso a los más mínimos detalles de su equipo, con frecuencia utilizan literatura académica como referencia, y realizan sus propias investigaciones. En el otro extremo situó a los “recreadores diletantes”, quienes tan solo pretenden tener un conocimiento y experiencia bastante elevados, cuando en realidad cuentan con un nivel terriblemente pobre. La conclusión general que puede extraerse del trabajo de Bogacki (y mis observaciones personales) es que una parte significativa de los recreadores polacos todavía tienen un acercamiento demasiado selectivo a la Era Vikinga, por lo que frecuentemente se concentran tan solo en recrear algunos aspectos de la cultura material (predominantemente las armas). Muchos de ellos no demuestran un verdadero interés por utilizar réplicas de alta calidad, además de que tienen un acercamiento algo imaginativo e impresionista a los objetos que usan y/o producen.

En este contexto, vale la pena mencionar el término “historicidad” (historyczność, en polaco). Éste fue inventado por los mismos recreadores, y básicamente se refiere a los objetos (o conjuntos de objetos – e.g. el traje completo) que son réplicas de buena calidad de artefactos arqueológicos (Bogacki 2008, 236-237; Kobiałka 2013, 145). A pesar de que en teoría muchos de los recreadores se esfuerzan por tener únicamente equipo “histórico” (que de hecho es el requisito básico en la mayoría de eventos de recreación), son muy pocos los que realmente alcanzan este objetivo. Lo cierto es que gran parte de lo que los recreadores vikingos de Polonia (y de otros lugares) utilizan, no son réplicas per se, sino objetos “estilizados” para parecer diseños auténticos del pasado. Esto se refiere particularmente a los textiles y trajes, pero también a otros elementos de las armaduras o equipo de campamento, como tiendas de campaña, recipientes para beber, utensilios de cocina, entre otros. 
  
En relación con lo anterior, un problema significativo en la recreación, tanto en Polonia como en otros lugares, es la noción que podría denominarse “autorreferencialidad”, es decir, cuando los recreadores basan sus suposiciones sobre el pasado y su cultura material no en literatura académica o hallazgos arqueológicos, sino en la autoridad de otros recreadores supuestamente más experimentados y en el equipo que estos usan. Así, por ejemplo, durante muchos años los recreadores vikingos de Polonia tuvieron la tendencia de utilizar sillas africanas formadas por dos tablones de madera entrelazadas (con forma de la letra “X”), argumentando que esta pieza de campamento era “histórica”. Mientras que algunos recreadores eran bastante conscientes del hecho de que éstas sillas no tenían nada que ver con la Era Vikinga, otros se mantenían convencidos de que eran réplicas genuinas de hallazgos arqueológicos.

Todos estos problemas resultan del hecho de que muchos de los recreadores en Polonia tienen una comprensión muy básica de la Era Vikinga y los aspectos de su cultura material, así como de aspectos más complejos como identidad, pertenencia étnica, y cosmologías pre-cristianas. A menudo, el único sitio arqueológico escandinavo que conocen es Birka (Uppland, Suecia), y debido a que los resultados de las excavaciones son de muy fácil acceso y están bastante bien ilustrados (especialmente los publicados por Arbman 1940; Arbman 1943), asumen que los descubrimientos de Birka son los más representativos de todo el mundo vikingo. En consecuencia, los recreadores replican de manera entusiasta diferentes hallazgos de Birka, afirmando que son completamente “vikingos” o “escandinavos”, sin realizar ningún otro intento de comprensión más profunda del contexto del descubrimiento, orígenes reales, o datación. Como resultado, en los festivales vikingos en Polonia, muchos hombres utilizan cinturones orientales con monturas de tipo nómada creyendo que estos eran una pieza estándar del equipamiento “vikingo” (escandinavo). Algo similar ocurre con los martillos de Thor utilizados por un amplio número de recreadores hombres. Curiosamente, la evidencia funeraria de la Era Vikinga escandinava (que por supuesto puede no ser representativa de cómo se utilizaban algunos objetos en la vida cotidiana, pero que a pesar de esto puede otorgar algunas pistas) apunta a que los martillos de Thor y otros tipos de amuletos estaban asociados principalmente a las mujeres (para más detalles, ver Jensen 2010 y Gardeła 2014). La frecuente tendencia entre los recreadores de utilizar colmillos de jabalí alrededor de su cuello es igualmente problemática, pues no existe evidencia de que tales objetos fuesen utilizados como colgantes entre los escandinavos altomedievales. La única tumba de la Era Vikinga de un inmigrante escandinavo que contenía un colmillo de jabalí está ubicada en Repton, Inglaterra. El colmillo estaba situado entre las piernas de un hombre que murió de varias estocadas de lanza en el rostro y que pudo haber sido castrado (Price 2013, 117). Dada la ubicación en la tumba, es posible que el colmillo realmente sustituyera las partes faltantes del cuerpo. Por lo tanto, los recreadores modernos deberían pensárselo dos veces antes de colgar este tipo de objetos en sus cuellos.

Siguiendo con esta revisión crítica, también debe agregarse que, en contraste con países del Norte y Occidente de Europa, en Polonia ha habido una tendencia creciente a construir aldeas o fortalezas de madera, debido a que estas eran una importante característica de la “infraestructura” altomedieval de estas tierras. Sin embargo, lo cierto es que casi ninguna de las muchas aldeas o fortalezas que se han construido hasta ahora están cerca de sus contrapartes originales, tanto en lo que respecta a su escala, como en la exactitud de las técnicas de construcción (ver crítica en Gardeła 2006). Además de esto, aunque muchas aldeas y fortalezas son reconstruidas en áreas donde se han encontrado hallazgos auténticos de la Alta Edad Media, también hay algunas que han sido construidas en locaciones totalmente aleatorias, sin ningún vínculo directo con algún sitio arqueológico de una localidad dada. Para el público en general, estos lugares pueden crear una imagen bastante engañosa del pasado, y a largo plazo, podría conducir a serios malentendidos sobre la historia polaca. En las partes antecedentes he presentado solo algunos ejemplos sobre cómo las actividades de recreación histórica pueden tergiversar la imagen arqueológica e histórica del pasado. A pesar de esto, podrían incluirse muchos otros asuntos problemáticos (ver, por ejemplo, Bogacki 2008, Gardeła 2009, Kobiałka 2013).

En el lado positivo debe mencionarse que probablemente los recreadores con más conocimiento y crítica pueden encontrarse entre los artesanos (especialmente joyeros y herreros). Éstos, a menudo, consultan literatura académica (incluyendo estudios especializados, como de arqueometalurgia), y aspiran no solo a producir objetos lo más similares posibles a los hallazgos arqueológicos, sino también a replicarlos mediante el uso de herramientas y técnicas apropiadas. Así pues, lo que estas personas hacen es muy parecido a la “arqueología experimental”, aunque desafortunadamente estos artesanos pocas veces publican sus observaciones (sin embargo, pueden consultarse una serie de interesantes contribuciones al volumen sobre arqueología experimental y recreación histórica editado por Gancarski 2012. Otro buen ejemplo de un fructífero trabajo en conjunto entre académicos y recreadores ha sido demostrado en Prince y Mortimer 2014).

Como hemos visto, existen muchos recreadores que a pesar de afirmar que son “históricos”, realmente son bastante ignorantes en lo que hacen. Sin embargo, también hay algunos individuos que han demostrado ser bastante conscientes de lo que realizan, y que además están dispuestos a compartir abiertamente sus puntos de vista sobre la recreación de una manera crítica. Por ejemplo, el ya mencionado Igor Górewicz (2013a), ha publicado recientemente una interesante colección de ensayos y entrevistas en que se discuten sus experiencias personales dentro del ambiente de la recreación histórica en los siglos XX y XXI. Durante una conversación que sostuvimos en Wolin en agosto de 2014, Górewicz me dijo que él no se consideraba a sí mismo como un “recreador”, ya que lo que realiza no es un pasatiempo, juego o drama teatral, sino su auténtica forma de vida. No se “viste” para convertirse en alguien más. Ya sea que vista ropajes medievales o modernos, siempre permanece como él mismo (como puede verse en la portada de su libro – ver Fig. 4). Curiosamente, Górewicz también me comentó que realmente no necesita usar ropa histórica en absoluto, pero al hacerlo logra crear un tipo de “interfaz” con el público (es decir, turistas) para que entiendan mejor que es lo que él hace.

En este contexto, vale la pena recordar los argumentos anteriores de Kobiałka (2013), quien inspirado en la teoría post-procesual y en tendencias recientes en las ciencias sociales, ha distinguido dos tipos de recreadores vikingos a los cuales ha llamado “máscaras” y “transformers”. Los primeros, según la opinión de Kobiałka (2013, 153), incluyen a aquellas personas que se convierten en alguien diferente cuando utilizan su traje histórico, además de tender a separar su vida cotidiana de lo que realizan en los eventos de recreación. El segundo tipo, los llamados “transformers”, siempre son ellos mismos ya sea que estén con traje o no. Entre estos recreadores, según Kobiałka (2013, 152), se encuentran especialmente a los “artesanos más viejos”, para quienes “participar en recreaciones históricas es un modo de ganar dinero. No suelen hacerlo por el placer de viajar atrás en el tiempo hacia un pasado lejano”.

Aunque las afirmaciones de Kobiałka tienen bastante razón, mi opinión es que el mundo de la recreación vikinga, así como las identidades de quienes están involucrados en él, son mucho más complejas. Hoy día existen muchas personas dentro de este ambiente que no son ni “máscaras”, ni “transformers”, y para quienes vivir la vida de un “vikingo contemporáneo” no se limita únicamente a portar un traje, participar en batallas, o ganar dinero. Entre ellos pueden encontrarse individuos para quienes “ser vikingo” tiene una dimensión profundamente emocional e incluso espiritual, y que se encuentran vinculados a este estilo de vida no solo por la pertenencia a un determinado grupo o por los beneficios materiales / económicos, sino por fuertes lazos de amor, verdadera amistad, e incluso sangre. El mejor ejemplo de esto es el ya mencionado memorial de Philip Burthem organizado en Wolin en 2013. Estas nociones tan sutiles rebasan las definiciones tradicionales, además de que no pueden ser fácilmente aprehendidas por teorías académicas. Sin embargo, es indudable que merecen ser exploradas con mayor profundidad en futuros estudios.

El futuro de la recreación histórica en Polonia

A lo largo de los años, la recreación altomedieval polaca se ha vuelto mucho más diversa que en la década de 1990, y hoy día parece haber lugar para todo el mundo. Ésta ya no se encuentra dominada por hombres o reservada a individuos fascinados con la cultura guerrera, sino que también ofrece diversas oportunidades para artesanos, artistas, contadores de historias, y cualquier interesado en esta forma de acercarse al pasado.

Como hemos visto, los recreadores polacos particularmente activos han aprendido cómo utilizar eficientemente su pasión para presentar y promover la historia altomedieval y la arqueología de maneras atractivas. Esto puede lograrse a través de eventos profesionales de recreación histórica, publicaciones académicas y populares, exposiciones, programas de televisión, documentales, e incluso en colaboración con bandas musicales. También vale la pena resaltar que muchos recreadores polacos no solo participan en festivales locales en Polonia, sino que cada año viajan a grandes mercados internacionales en diferentes lugares de Escandinavia, Alemania, Inglaterra y otras partes. Esto les ofrece la oportunidad de presentar la historia y arqueología eslava a una audiencia mucho más amplia, además de que puede incrementar potencialmente el entendimiento público de la diversidad étnica y cultural de la Alta Edad Media. Desde luego, no todos los grupos presentan el pasado de una manera comprensible, crítica y matizada, preservando muchos de los antiguos clichés. La única forma de limitar que estos recreadores “diletantes” difundan sus concepciones erróneas del pasado, es crear reglas de selección más rigurosas en los grandes eventos históricos. Algunos festivales han introducido ya el denominado comité de autenticidad, aunque desafortunadamente muchos de ellos aceptan cualquier cosa que “parezca histórica”.

Por último, vale la pena señalar que la recreación histórica en Polonia no solo se limita a la Edad Media, y que existe un creciente interés por períodos posteriores, incluyendo la historia del siglo XX (e.g. Dubiel and Ślesicki 2014). Durante los últimos años, el número de espectáculos que buscan recrear eventos acontecidos durante la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980 ha incrementado a un ritmo acelerado. Sin embargo, estos eventos han dado lugar a una gran cantidad de sentimientos encontrados entre el público educado. Por ejemplo, Zbigniew Gluza (2014) ha criticado recientemente actividades similares, argumentando que el trágico y sombrío pasado polaco no es algo para bromear, y que muchos traumas permanecen sin sanar. Esto demuestra que existe una urgente necesidad de una mayor autorreflexión entre los recreadores y organizadores de eventos de recreación histórica, pero también de un debate público más amplio sobre el rol, significado, e impacto social de empresas similares.

Sin embargo, el futuro de la recreación altomedieval en Polonia parece bastante prometedor. Los organizadores de los principales festivales históricos se han vuelto más críticos y conscientes del impacto que estos eventos pueden tener en la percepción pública del pasado. Al alejarse gradualmente de un enfoque centrado únicamente en las batallas y la cultura guerrera, han buscado maneras atractivas de exhibir otros aspectos de la historia que anteriormente habían permanecido marginales (e.g. narración de historias y dramas, recitales de poesía medieval, conciertos, talleres de artesanía, etc.). Por otra parte, tras un período inicial de dura crítica y rechazo hacia la recreación, existe ahora un creciente interés en este fenómeno entre académicos polacos y extranjeros que buscan explorarlo desde diferentes enfoques teóricos e interdisciplinares (e.g. estudios de la cultura material, antropología, sociología, o psicología). Un número cada vez mayor de estudiosos también se encuentran buscando formas en que las experiencias de los recreadores puedan utilizarse en sus propios estudios del pasado (e.g. Price u Mortimer 2014). Todo esto demuestra que existe una voluntad de colaborar y entablar un diálogo abierto y sin prejuicios. Los académicos, especialmente los arqueólogos e historiadores, también deben de reconocer el hecho de que un amplio sector de sus lectores no proviene en realidad del ambiente académico, sino del mundo de los recreadores y de otros aficionados a la historia no profesionales. Por lo tanto, debemos buscar nuevas formas de comunicarnos mejor con una audiencia en constante expansión.

De manera simbólica, la prematura muerte de Philip Burthem (Fig. 5), aquel carismático líder de los Jomsvikings contemporáneos, marcó el final de la primera era de la escena de la recreación histórica vikinga que tan apasionadamente ayudó a crear. Sin embargo, al mismo tiempo, su muerte se convirtió en el momento fundacional de una nueva historia que aún permanece por contar por las futuras generaciones de vikingos contemporáneos de todo el mundo.

Agradecimientos

Quisiera expresar mis más sinceros agradecimientos a Alban Depper, Jacek Gajak, Igor Górewicz, Katarzyna ‘Amari’ Górewicz, Marcin ‘Lutom’ Lutomski, Grzegorz ‘Greg’ Pilarczyk, Monika Sankowska, Kamil Stachowiak, Angelika Strycka, y otros colegas del mundo de la recreación vikinga por compartir amablemente conmigo sus historias y experiencias, como también por comentar los primeros borradores de este artículo. Estoy especialmente agradecido por haberme permitido reproducir sus fotografías.

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