Tras un período de ausencia traigo para ustedes en esta ocasión una traducción autorizada de un artículo del arqueólogo Leszek Gardeła sobre la recreación histórica vikinga y altomedieval en Polonia durante los siglos XX y XXI. El trabajo examina con detalle las idas y venidas de la escena de la recreación histórica en este país, poniendo especial énfasis en las problemáticas a las que se ha visto enfrentada esta actividad, así como en sus relaciones y percepciones por parte de académicos, el público en general y los mismos recreadores. Asimismo, ofrece un sintético recorrido por la historia de la recreación histórica polaca, tan prestigiosa en los círculos actuales.
El artículo original puede encontrarse aquí.
Espero que esta investigación (y su traducción) sean de provecho para los recreadores de habla hispana, especialmente para aprender y realizar los debidos análisis con base en los avatares acaecidos a grupos e individuos que realizan esta misma actividad en otras regiones del mundo.
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Vikingos renacidos:
Orígenes y desarrollo de la recreación histórica
altomedieval en Polonia
[Título original: Vikings Reborn. The Origins and Develpment of Early Medieval Re-Enactment in Poland]
[Título original: Vikings Reborn. The Origins and Develpment of Early Medieval Re-Enactment in Poland]
Leszek Gardeła
[Institute of Archaeology, University of Rzeszów, Moniuszki st. 10, 35-015 Rzeszów, Poland:
leszekgardela@archeologia.rzeszow.pl]
leszekgardela@archeologia.rzeszow.pl]
Resumen
Los
vikingos y su cultura continúan fascinando a miles de personas alrededor del
mundo, proveyendo una inacabable fuente de inspiración para trabajos
artísticos, literarios, musicales y cinematográficos, en los cuales se
reutilizan de manera creativa algunos motivos arqueológicos, históricos y
mitológicos. Durante los últimos 20 años, el interés en los vikingos y su época
ha incrementado notablemente también en Polonia, en donde varios grupos de
recreación histórica congregan a entusiastas jóvenes y viejos provenientes de
diversos contextos sociales. Los vikingos contemporáneos se reúnen en mercados
y festivales altomedievales, así como en otros eventos, para combatir y
experimentar una vida de aventureros, comerciantes y guerreros. La escena de la
recreación histórica ha crecido tanto que para algunas personas “ser vikingo”
se ha convertido no solo en un emocionante pasatiempo, sino en su mayor
ocupación y estilo de vida. Este artículo contextualiza y explora de manera
crítica la fascinante historia de este fenómeno, como también los estilos de
vida de los vikingos contemporáneos en Polonia.
En memoria de
Philip Burthem – Jarl Ulf-Eirik
(1961-2012)
Introducción
Las
llamas se elevaron hacia el cielo nublado y consumieron un barco dragón
provisto de objetos preciosos de exquisito diseño. Los guerreros, artesanos,
marineros, miembros del household, jóvenes y viejos, vestidos con sus mejores
trajes, permanecían de pie en un semicírculo mirando el fuego y recordando sus
grandiosas aventuras en tierra y mar. Todos ellos vinieron para ofrecer un
último tributo al hombre cuya determinación, habilidades de combate y pasión
redefinió sus vidas. Se realizaron rituales bastante elaborados, discursos
fueron pronunciados, y canciones fueron entonadas. Al final fue erigida una
magnífica piedra rúnica en memoria del gran líder y amigo. Un sentimiento de
pérdida abrumó los corazones de quienes estaban reunidos allí, pero también el
de la esperanza de un nuevo comienzo.
Aunque
la descripción anterior pareciese tomada directamente de fuentes textuales o
arqueológicas, esta impresionante ceremonia no fue llevada a cabo hace mil años
en algún lejano lugar del mundo nórdico. Fue un memorial, o más precisamente,
un funeral simbólico, organizado en junio de 2013 en Wolin, Polonia, con la
intención de conmemorar la vida de Philip Burthem (más conocido entre sus
hombres como Jarl Ulf-Eirik), líder del grupo de recreación histórica The Jomsvikings. Algunas personas dicen
que éste fue realmente el primer “funeral vikingo” después de casi 1000 años, y
probablemente tengan razón, por lo menos para aquellos que asistieron a él y
que estaban personal y emocionalmente conectados con Philip Burthem y con su
trabajo en el ambiente de los vikingos de los siglos XX y XXI (Fig. 1). Ciertamente,
Philip Burthem fue uno de aquellos individuos que definió, moldeó y otorgó una
dirección hacia al futuro a la escena de la recreación histórica no solo en
Polonia, sino también en otras partes de Europa y más allá.
Hoy
día la recreación histórica está prosperando en Polonia, donde se organizan de
manera regular docenas de festivales y mercados en diferentes partes del país. A
ellos acuden entusiastas de la historia viva/viviente [living history], jóvenes
y viejos, como también una numerosa cantidad de turistas polacos y extranjeros.
Los festivales y mercados organizados en Polonia, al igual que en otras de
Europa, tienen como objetivo reconstruir / recrear la vida en el pasado a
través del uso de réplicas exactas y/o objetos estilizados de la Alta Edad
Media. Las batallas, que involucran a varios cientos de guerreros, son una
parte frecuente de su programación, aunque también se realizan de manera
ocasional recreaciones teatrales de eventos históricos concretos, narraciones
de historias, y rituales (como por ejemplo bodas, funerales, ceremonias
mágicas, entre otras). Tales eventos son organizados no solo para suplir las
demandas del público moderno y permitirles “viajar en el tiempo”, sino también
(y en muchos casos de manera predominante), para los propios recreadores. Estos
proporcionan una oportunidad para crear una especie de “espacio”, en donde los
entusiastas de la Alta Edad Media pueden reunirse, conversar, intercambiar
ideas, aprender, y compartir habilidades y experiencias.
Este
artículo explora el fenómeno de la recreación histórica vikinga en la Polonia
contemporánea a través de una revisión crítica de los diferentes períodos de su
desarrollo, comentando su reciente condición, y prediciendo sus futuras
trayectorias. Con el fin de proporcionar un contexto histórico y social más
amplio sobre la fascinación con los vikingos en Polonia, se realizarán breves
comentarios sobre obras de artistas de finales del siglo XIX, escritores, y algunos
de los primeros investigadores de la cultura nórdica. Esto se complementará con
observaciones acerca del buen y mal uso de la historia altomedieval durante y
después de la Segunda Guerra Mundial, como también algunos comentarios sobre la
percepción actual de los vikingos en los ambientes académicos polacos y los
medios populares.
Sin
embargo, antes de discutir más detalladamente acerca de la escena de la
recreación vikinga polaca, es de vital importancia presentar algunas
observaciones generales sobre la historia de fenómenos similares en Europa
occidental (sobre la recepción moderna de los vikingos en el arte, literatura,
y otros medios, ver, por ejemplo, Clark y Phelpstead 2007; Morrison 2000; Mjöberg
2003; Orrling 2000; Roesdahl y Meulengracht Sørensen 1996; Trafford y Pluskowski
2007; Ward 2000; Wawn 1994; 2000; Willemsen 2004, 174-186; Wilson y Roesdahl
1992; ver también Radtchenko 2006 para la recreación histórica en Rusia).
Recreación histórica vikinga y sus
orígenes
Es
difícil proporcionar una fecha exacta para los orígenes de la recreación
histórica vikinga en Europa, ya que el concepto de “recreación” puede definirse
de diferentes maneras (e.g. Agnew 2004; Agnew 2007; Goodacre y Baldwin 2002;
Magelssen 2007; McCalman y Pickering 2010). Mediante la adopción de una comprensión
amplia de este término, se podría incluso argumentar que hubo personas que
trataron de recrear el pasado vikingo durante la misma Era Vikinga a través de
la conmemoración de acontecimientos pasados, historias, mitos, o individuos
importantes, en elaborados funerales, como también mediante el uso de técnicas
de representación de roles, enmascaramiento, etc. (sobre nociones relacionadas,
véase, por ejemplo, Price 2010; Price y Mortimer 2014). En tiempos modernos, el
término “recreación” puede compararse a menudo con lo que se conoce como
“arqueología experimental”, que, en términos generales, es un campo de estudio
que busca recrear objetos o edificaciones del pasado con el uso de técnicas
auténticas. En la realidad, sin embargo, muchos recreadores contemporáneos (por
los menos aquellos que recrean la Era Vikinga, esto es, un período datado entre
finales del siglo VIII y XI d.C.) no se ocupan ni interesan en realizar ningún
tipo de trabajo de carácter académico, aunque tienen una fuerte influencia a
partir de cómo el público en general percibe el pasado. Como tal, la recreación
encaja dentro del amplio margen de la “arqueología pública” (e.g. Holtorf 2007;
sobre arqueología pública específicamente en Polonia, véase Deskur 2008 con
referencias adicionales). En su riguroso artículo sobre la recreación histórica
en Polonia, el historiador Michał Bogacki (2008, 222; mi traducción del polaco)
ha argumentado que:
[La
recreación histórica] puede definirse como un conjunto de actividades que
implican la presentación visual de varios aspectos de la vida en el pasado por
personas vestidas con trajes y utilizando objetos (…) que se refieren a un
determinado período, o incluso empleando ocasionalmente artefactos originales.
Si
bien esta definición de carácter general podría ampliarse o refinarse, será
aceptada para los propósitos de este artículo.
En
la Europa occidental contemporánea, los intentos serios de recrear la Alta Edad
Media, o específicamente la Era Vikinga, comenzaron en Inglaterra en la década
de 1970. El grupo más antiguo, originalmente conocido como Norse Film and Pageant Society, y actualmente llamado simplemente The Vikings (www.vikingsonline.org.uk),
fue fundado en 1971. En 1988, Philip Burthem, Robert Taylor, Adrian Lulham y
Robin Cowley, establecieron otro grupo llamado Jomsborgelag. Después de varios años, algunos de sus miembros
iniciales formaron la Jomsviking
Brotherhood que más tarde se convirtió en una organización hoy conocida
como The Jomsvikings (Górewicz 2013a,
116; véase también www.jomsvikings.com). Desde sus orígenes, el objetivo
principal de los Jomsvikings ha sido
(re)crear técnicas de combate altomedieval que involucren el uso de armas de
acero (sin filo), predominantemente espadas, escudos, lanzas y hachas. Todo
esto encaja perfectamente con el nombre del grupo, el cual hace referencia a
unos legendarios guerreros que, de acuerdo a varios textos nórdicos antiguos,
vivían en una fortaleza situada en algún lugar de la costa sur del Báltico, y
que seguían un estricto código de comportamiento. (sobre Jómsborg y los Jómsvíkingar
en fuentes textuales medievales véase, por ejemplo, Słupecki 2000; Morawiec
2009). Durante los siguientes 30 años, los Jomsvikings
contemporáneos incrementaron su número notablemente, llegando a contar actualmente
con grupos “aliados” o miembros particulares en toda Europa, así como en
Australia y en los Estados Unidos. Juntos, forman lo que se conoce como Jomsborg, cuyos miembros se reúnen
regularmente en espectáculos, mercados y grandes festivales internacionales. Se
estima que actualmente esta organización cuenta con varios cientos de
guerreros, en su mayoría hombres.
Hoy
en día, los Jomsvikings y sus
afiliados son uno de los muchos grupos de recreación histórica de Europa
occidental, aunque su rol inicial en la configuración de la escena vikinga
moderna es incomparable. Como se demostrará más adelante, también fueron
particularmente importantes en el desarrollo de la recreación histórica
altomedieval en Polonia, especialmente en la década de 1990.
Entusiastas vikingos en la Polonia de
los siglos XIX y XX
Aunque
en la literatura académica el territorio de Polonia es raramente mencionado en
conexión con los vikingos, el interés de los polacos por la literatura nórdica
antigua y la Escandinavia altomedieval se remonta hasta el siglo XIX (véase las
más recientes revisiones en Gardeła 2014, 11-44; Morawiec 2015). Por tanto,
antes de pasar a discutir el desarrollo de la recreación histórica vikinga en
Polonia, es necesario realizar algunas breves observaciones sobre el amplio
contexto histórico e ideológico del que pudieron haber surgido estas
fascinaciones modernas.
Fig. 1. Barco dragón en llamas en el memorial de Philip Burthem. Foto y copyright por Katarzyna ‘Amari’ Górewicz. Utilizada con autorización. |
Fig. 2. Marcin Lutomski, líder del grupo polaco de recreación histórica, Walhalla. Foto y copyright por Monika Sankowska. Utilizada con autorización. |
Fig. 4. Igor Górewicz, líder de Drużyna Grodu Trzygłowa. Foto de la portada de su reciente libro, Mieczem Pisane. Odtwórcologia (Spa. Escrito con una espada. La ciencia de la recreación). Foto y copyright por Jacek Gajak. Utilizada con autorización. |
Fig. 5. Philip Burthem (Jarl Ulf-Eirik) Foto de la página web de The Jomsvikings (www.jomsvikings.com) Utilizada con autorización. |
Hablando de diferentes recreaciones del pasado medieval, vale la pena recordar que una de las primeras representaciones artísticas de lo que podría considerarse un “funeral vikingo” fue pintada por un artista polaco-ruso, Henryk Siemiradzki, en 1883 (Stolot 2002, 46). La pintura, verdaderamente magnífica en su expresión artística y tamaño, se encuentra hoy día en el Museo Histórico Estatal en Moscú. Ésta demuestra perfectamente cómo en el clima romántico y anticuario de esta época Siemiradzki imaginó el elaborado funeral de un noble Rus. A partir de los detalles cuidadosamente elaborados de la pintura, es claro que el artista basó su trabajó en el famoso relato del siglo X del emisario árabe Ibn Fadlān (sobre este extraordinario registro textual, véase, por ejemplo, Montgomery 2010), aunque los trajes y armas con las que Siemiradzki retrató a sus personajes, están lejos de lo que los Rus habrían utilizado en la Era Vikinga.
Curiosamente,
las inspiraciones vikingas también pueden encontrarse en la obra Lilla Weneda, escrita por Juliusz
Słowacki (1883), famoso poeta polaco del período Romántico Nacional (Majewska
2013a; Majewska 2013b). En esta obra, ambientada en los heroicos y legendarios
tiempos de la Polonia altomedieval pre-estatal, Słowacki (re)utilizó con eficacia
varios motivos de leyendas eslavas, como también relatos celtas y nórdicos
antiguos (incluyendo el de un pozo de serpientes y un harpa mágica), para crear
un armonioso conjunto y una trama realmente emocionante.
Otra
figura clave en la historia de las fascinaciones vikingas en Polonia fue Karol
Szajnocha, escritor e historiador aficionado, quien cursó estudios en Lviv (actualmente
en Ucrania, aunque en aquel tiempo la ciudad hacía parte de Galicia bajo el
gobierno del Imperio Austro-Húngaro). Szajnocha era un escritor erudito y tenía
una impresionante lista de publicaciones, pero fue su monografía titulada Lechicki początek Polski (Esp. Orígenes
Lechite de Polonia) la que tuvo el impacto más significativo en los estudios de
los siglos XX y XXI sobre la noción de los vikingos en Polonia. En este libro, Szajnocha
sostuvo que el Estado polaco surgió de manera similar al de los Rus, esto es, a
través de la participación activa de inmigrantes escandinavos. Desde una
perspectiva actual, es claro que sus argumentos estaban basados en
manipulaciones de fuentes bastante problemáticas, por lo que ahora son
completamente rechazados por los académicos polacos y extranjeros. Sin embargo,
algunos historiadores aficionados todavía gustan referirse a estas infundadas
ideas, por lo que el trabajo de Szajnocha es citado frecuentemente para apoyar
argumentos pseudo-académicos, como por ejemplo sobre Mieszko I, a quien
consideran un vikingo de Escandinavia (e.g. las polémicas obras de Skrok 2013 y
Ruszczyński 2014).
En
el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, la arqueología también jugó un
importante papel en el desarrollo del interés del público y los estudiosos
polacos en el pasado vikingo. A comienzos del siglo XX se realizaron una serie
de enigmáticos descubrimientos en cementerios altomedievales en Łubowo, en la
región de Gran Polonia y en Ciepłe, Pomerania. Los hallazgos de equipos
militares inusuales (para la situación de la arqueología polaca de principios
del siglo XX) extraídos de estos sitios, dieron lugar a la idea de que un grupo
de extranjeros –esto es, escandinavos, o más específicamente, “vikingos”– había
sido enterrado allí. Los objetos de Łubowo y Ciepłe fueron discutidos y
reinterpretados numerosas veces en los años posteriores, llegando a convertirse
en un factor significativo en los debates a favor o en contra de la presencia
escandinava en la Polonia altomedieval (ver crítica en Gardeła 2014; Gardeła
2015).
Debido
al complicado ambiente ideológico y político en el cual se habían realizado los
estudios académicos antes y durante la Segunda Guerra Mundial, las obras
producidas en este período dieron lugar a numerosas interpretaciones erróneas
de la presencia y papel de los inmigrantes escandinavos altomedievales en
Polonia. Los arqueólogos alemanes que trabajaban en Wolin, aunque inicialmente
escépticos acerca de su carácter escandinavo, consideraron que era una “ciudad
vikinga” tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que se
contaba con poca evidencia arqueológica que apoyara esta afirmación (para más
información ver Biermann 2013 y referencias). No debe de sorprendernos hoy día
que una de las principales razones para llevar a cabo las excavaciones en Wolin
en una escala tan grande fue la suposición de que era la ubicación original de Jómsborg, sede de los heroicos Jómsvíkingar (para un contexto político
e ideológico más amplio sobre los intereses alemanes y nazis en Wolin, ver Błahij
1971).
Tras
la Segunda Guerra Mundial se ha desarrollado una gran cantidad de trabajos
sobre la noción de las relaciones escandinavo-eslavas en el período
altomedieval, especialmente en el ambiente académico de la universidad de Poznań.
Destacados estudiosos como Józef Kostrzewski, Henryk Łowmiański, Jan Żak,
Gerard Labuda, y Lech Leciejewicz, publicaron una serie de investigaciones
destinadas a presentar estas interacciones de manera mucho más matizada y con
mejor crítica de fuentes (aunque no completamente imparcial dadas sus preocupaciones
“patrióticas”) que las que se habían realizado anteriormente (para más detalles
y referencias, ver Gardeła 2014; Gardeła 2015). En general, los académicos
polacos del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial parecen estar de
acuerdo en que el papel de los escandinavos en Polonia fue de carácter marginal
y que no tuvieron un rol importante en la formación del temprano Estado Piast. La
importancia de los hallazgos de estilo y/o procedencia indudablemente
escandinavos fue frecuentemente minimizada y usualmente interpretados como
señales de intercambio o comercio intercultural (e.g. Żak 1963, 1967a, 1967b).
Fuera
de los círculos académicos, los vikingos han encontrado también su camino en la
cultura popular de Polonia. La década de 1980 vio la publicación de una serie
de comics extremadamente exitosa llamada Thorgal,
creada por el ilustrador polaco Grzegorz Rosiński, y el guionista belga Jean
van Hamme (Birek 2012). Thorgal, el aventurado protagonista de la serie, despertó
la imaginación de adolescentes y adultos en toda Polonia y más allá
(especialmente en Bélgica y Francia). Para muchos recreadores nacidos en la
década de 1980, estos comics fueron su primer encuentro con el mundo vikingo y
la mitología nórdica. Hoy día, después de más de 30 años, la serie Thorgal continúa y es vendida en
numerosas librerías de Polonia y otras partes de Europa.
A
partir de los años 80 en adelante, historiadores y arqueólogos polacos han
publicado numerosos libros y artículos académicos sobre diferentes aspectos de
la Era Vikinga. Es importante observar que muchas de las recientes
investigaciones polacas en el campo de los estudios vikingos son profusamente
leídas no solo por académicos especializados, sino también por recreadores
contemporáneos que a menudo pueden acceder a ellas a través de redes sociales
como Academia.edu o Facebook. Además, parece que la demanda de obras similares
sigue creciendo entre estos grupos de personas.
Los inicios de la recreación
histórica vikinga en Polonia
Señalar
los verdaderos comienzos de la recreación histórica altomedieval, o más
precisamente, la recreación vikinga en Polonia, no es tarea fácil. Según Bogacki
(2008, 254), algunos primeros intentos fueron realizados en la década de 1960,
cuando un grupo de entusiastas de la región de Masuria, entre los que estaban Marek
Szabliński y Zygmunt Gonczarek, elaboraron el primer “barco vikingo” a partir
de un viejo buque pesquero. Ese mismo año también construyeron un asentamiento
de madera en el lago Narie, cerca de Morąg (Bogacki 2008, 254), en donde
intentaron recrear la vida cotidiana de la Alta Edad Media. En 1971 fue
construida en Polonia una réplica del barco de Oseberg (aunque dos veces más
pequeña que el original). El barco fue llamado “Świętosława” (en honor a una
princesa eslava, hermana de Bolesław el Valiente), el cual participó en
numerosos viajes y festivales en Polonia durante los años siguientes.
Aparte
de estos primeros intentos, es claro que uno de los momentos decisivos en la
historia de la recreación histórica polaca fue el primer Festival Vikingo
organizado en Wolin en 1993 (Bogacki 2008, 257-258; Jasina, Grzybowska and
Kilarski 2006; Orłowska y Stanisławski 2004; Górewicz 2013a, 115). Este
festival estuvo inspirado en una exposición itinerante titulada Wolin-Jomsborg. Emporium handlowe epoki
wikingów w Polsce (Esp. Wolin-Jomsborg. El emporio de la Era Vikinga en
Polonia), cuyo curador fue el profesor Władysław Filipowiak, arqueólogo
destacado y principal excavador del Wolin altomedieval después de la Segunda
Guerra Mundial. Cabe destacar, sin embargo, que el evento de 1993 fue realmente
organizado por académicos y entusiastas daneses de la historia, aunque en
colaboración con las autoridades locales de Wolin. Jasina, Grzybowska y
Kilarski (2006, 6) anotan que a este festival asistieron alrededor de 500
vikingos contemporáneos, especialmente de Dinamarca, Alemania e Inglaterra (un
número realmente impresionante incluso para los estándares actuales). Entre los
participantes estuvieron los mencionados Jomsvikings,
dirigidos por Philip Burthem, quienes fueron responsables de orquestar las
batallas en Wolin (Górewicz 2013a, 173). Muchos jóvenes aficionados de la
historia medieval acudieron a este memorable evento desde diferentes partes de
Polonia. Para muchos de ellos, este primer encuentro con la recreación
histórica, y el poder observar como la historia altomedieval cobraba vida
(anteriormente conocida solo por libros y películas), fue una experiencia que
realmente cambió sus vidas. Inspirados en los recreadores del occidente de
Europa que encontraron en el festival en Wolin, quisieron volver allí en un
futuro cercano con sus propios grupos. Una de sus intenciones fue también
marcar su distintiva identidad eslava dentro del mundo de la recreación
vikinga. En consecuencia, el segundo Festival Vikingo en Wolin fue organizado
en 1996 por los polacos, el cual, aunque de una escala mucho menor, contó con
un carácter internacional (Jasina, Grzybowska and Kilarski 2006: 4, 9-13).
Desde entonces se convirtió en un evento anual cada vez más grande. En el 2014,
el festival de Wolin (ahora llamado “Festival de Eslavos y Vikingos”) celebró
su 20º aniversario.
Inicialmente,
los grupos de recreación altomedieval en Polonia incorporaron principalmente a
hombres jóvenes (o adolescentes) interesados en combatir con armas reales de
metal. La cultura guerrera y los aspectos militares del pasado fueron los
principales temas que los atrajeron. Esto fue probablemente fomentado por la
imagen cliché de los vikingos, extraída no de fuentes académicas, sino de
películas de Hollywood y comics (especialmente el mencionado Thorgal; sobre vikingos en Hollywood,
véase Tveskov y Erlandson 2007). Por estas razones fue que los primeros grupos
de recreación histórica vikinga en Polonia dedicaron particular atención a la
recreación de espadas, escudos, cascos, y otro equipamiento militar, mientras
que las cosas esenciales, como la ropa o los utensilios de uso cotidiano,
fueron supremamente ignoradas o sustituidas por objetos modernos comprados en
tiendas de arte popular polaco que a los recreadores les parecía que “lucían
medieval”. A raíz de esto, a principios de la década de 1990, durante los espectáculos
y festivales históricos, muchos de los recreadores tenían espadas o cascos muy
bien replicados, pero al mismo tiempo, sus ropajes y demás detalles de los
trajes (especialmente sus zapatos) no estaban siquiera cerca de algún hallazgo
arqueológico conocido. Muchos son los recreadores que aún recuerdan la época en
que utilizaban botas militares envueltas en pieles (por lo general de ciervos o
nutrias), solo para hacerlas parecer más “auténticas”. En estos primeros
tiempos, por lo tanto, lo más importante fue el equipo de combate y militar,
siendo el aspecto que más atención recibía tanto por los organizadores de los
festivales como por los recreadores, aunque también por el público que asistía
a los eventos.
Esta
situación cambió significativamente en años posteriores. El desarrollo
sorprendentemente rápido de la escena de la recreación histórica también
alimentó la necesidad de más réplicas de diversos tipos de objetos, no solo
armas, sino también trajes, joyería, cerámica, equipo de campamento, entre otros.
Fue este el momento en que algunos recreadores comenzaron a interesarse cada
vez más en producir objetos no solo para sus propias necesidades o las de sus
grupos, sino también para la venta en una escala mucho mayor (en su país de
origen y en el extranjero). Así pues, los festivales previamente dominados por
batallas y espectáculos de combate recibieron otro importante componente: un
llamado “mercado”, en donde recreadores y turistas podían comprar réplicas de
objetos del pasado.
El
desarrollo de Internet y la comunicación online en los años noventa, también
desempeñó un importante papel en la configuración de la escena de la recreación
histórica vikinga. Ahora era posible anunciar eventos en la web (espectáculos,
festivales, etc.), comunicarse con colegas de lejanas partes del país y del
extranjero, o buscar recursos académicos, fotografías o hallazgos
arqueológicos, entre otras cosas. Muy pronto, muchos grupos comenzaron a crear
sus propios sitios web y a exhibir sus habilidades y conocimientos en la red. De
manera paralela a estos desarrollos, fueron creados en Polonia foros de
Internet estrictamente dedicados a la recreación histórica. El primero de ellos
fue un foro llamado FREHA (Forum Rekreacji Historycznych – Esp. Foro de
Recreación Histórica; www.freha.pl). Después de un tiempo fue establecido un
foro especial únicamente para recreadores altomedievales, llamado HALLA (www.halla.mjollnir.pl).
Ambos existen hasta el día de hoy, y son muchos los recreadores que participan
en discusiones acerca de una gran variedad de temas que van desde arqueología e
historia, hasta lingüística o religiones del pasado.
Aunque
los primeros festivales de recreación histórica raramente incluían campamentos
reconstruidos (e.g. tiendas de campaña y otros tipos de refugios temporales), ahora
se han convertido en la norma, siendo a menudo una de las mayores atracciones
para el público. Las tiendas de campaña, los puestos de artesanos, y talleres,
crean una especie de “mundo alternativo”, en donde es posible experimentar con
todos los sentidos cómo pudo haber sido la vida en un campamento, mercado, o
ciudad altomedieval. También debe destacarse que desde comienzos del siglo XXI
se han venido construyendo varias aldeas y fortalezas altomedievales de
carácter permanente en varios partes de Polonia, muchas de las cuales están
abiertas al público durante todo el año (Gardeła 2006; Chowaniec 2010, 195-200;
Gancarski 2012).
Tendencias y trayectorias en la
recreación polaca e internacional
Existen
varios grupos que a lo largo de los años han ido estableciendo los estándares.
Si bien no es posible enumerar a todos aquí y dar crédito a sus numerosos
logros, es vital que por lo menos se mencionen a aquellos que sentaron las
bases para el actual estado de la recreación histórica en Polonia.
Entre
los primeros grupos establecidos en la década de 1990, y que todavía existen,
están Wataha Wilcze Kły, Drużyna Wojów Wiślańskich Krak, y Jomsborg Vikings Hird. Cabe destacar que
Jomsborg Vikings Hird fue uno de los
primeros grupos de recreación polacos en tener su propia réplica funcional de
un barco vikingo (basado en el hallazgo de Gokstad, Noruega), como también una
fortaleza que incluye un salón (longhouse) de estilo escandinavo.
En
1998, Igor Górewicz fundó Drużyna Grodu
Trzygłowa (también conocido como Triglav
en el mundo angloparlante), que hoy día es uno de los grupos de recreación más
activos y diversos en Polonia. Su nombre se refiere al dios eslavo de la magia
y el inframundo, llamado Trzygłów, cuyo templo se presume que estaba ubicado en
Szczecin, donde el grupo tiene su sede. Triglav
ha tenido siempre un fuerte enfoque en la cultura guerrera ampliamente
entendida, así como en las creencias pre-cristianas, aunque en años recientes
se han vuelto impresionantemente diversos. Sus miembros no solo se concentran
en los aspectos militares del pasado, sino que también participan en labores
artesanales, navegación, y narración de historias. Durante los últimos años, Górewicz
y su grupo han participado activamente en la organización de exposiciones
itinerantes de gran escala que buscan presentar el pasado al público de los
museos de una manera visualmente atractiva e interactiva. La primera de estas
exposiciones, llamada Świat Słowian i
wikingów (Esp. El Mundo de Eslavos y Vikingos) fue llevada a varias
ciudades importantes de Polonia, incluyendo Szczecin y Poznań (Górewicz 2009a).
La exposición tuvo como objetivo presentar el pasado altomedieval de una manera
integral a través del uso de réplicas de calidad museística de hallazgos
arqueológicos de Polonia y Escandinavia. Entre otras cosas, los visitantes de
la exposición pudieron apreciar una reconstrucción a escala completa de una
casa eslava, así como un sitio de culto con un gran ídolo del dios eslavo
Sventovit (basado en la famosa estatua de piedra descubierta en el río Zbrucz
en Ucrania). La exposición más reciente en que Górewicz ha sido organizador y
curador se llama Miecze Europy (Esp.
Espadas de Europa), en la cual presenta el desarrollo de las espadas desde la
prehistoria hasta los tiempos modernos (Górewicz 2015). Además de organizar
exposiciones, Górewicz también fundó una editorial llamada Triglav, la cual
publica libros para niños (Górewicz 2009b), novelas gráficas (e.g. Kisiel 2013),
y otros trabajos que se enfocan en diferentes aspectos del pasado altomedieval.
(e.g. Borowczak 2008; Górewicz 2007; Górewicz 2011; Górewicz 2013b; Górewicz 2014;
Krasna-Korycińska 2010; 2011; Marturano 2011; Pierot 2013).
Otro
grupo que vale la pena mencionar es Walhalla,
fundado por Marcin Lutomski (Fig. 2). Originalmente, Walhalla se centraba únicamente en la Alta Edad Media, pero ahora
sus miembros recrean gladiadores, cruzados, húsares, piratas, así como soldados
e insurgentes del Levantamiento de Varsovia. Además de esto, Walhalla ha lanzado dos audiolibros con
relatos de mitos nórdicos antiguos, así como una traducción de la Jómsvikinga saga. También trabajan de
manera conjunta con varios museos y productores cinematográficos.
A
lo largo de los años, los recreadores polacos han ganado un considerable
renombre a nivel internacional, y sus réplicas de objetos altomedievales son
consideradas como unas de las mejores del mundo. En la actualidad,
prácticamente se recrean todo tipo de artefactos en Polonia: armas, ropajes,
joyería, recipientes de metal y arcilla, barcos y botes a escala real, otros
tipos de vehículos (e.g. vagones) y edificaciones. Muchos artesanos polacos
asisten a grandes mercados en Escandinavia y otros lugares de Europa
occidental, y los productos que fabrican alcanzan clientes de Australia y
Norteamérica. Algunos de ellos, especialmente talentosos, han colaborado
también de manera activa con museos e instituciones académicas, tanto en
Polonia como en el extranjero. Por ejemplo, el joyero Grzegorz ‘Greg’ Pilarczyk
(Fig. 3), ha realizado réplicas de calidad museística de objetos de la Era Vikinga
para varios proyectos internacionales de investigación (e.g. el proyecto
financiado por AHRC llamado Languages,
Myths and Finds organizado por un consorcio de tres universidades
británicas en Nottingham, Cambridge y Oxford – Gardeła and Larrington 2014).
Crítica y autorreflexión
El
fenómeno de la recreación histórica en Polonia continúa siendo muy poco
estudiado. Sin embargo, en los últimos años se han publicado varios artículos
académicos que han tratado de explorar críticamente sus diferentes aspectos
(e.g. Bogacki 2008; Gancarski 2012; Gardeła 2009; Górewicz 2009a; Kobiałka
2013). Cabe destacar que durante cierto tiempo la escena de la recreación
histórica polaca también contó con su propia revista especializada, llamada Gazeta Rycerska (disponible en los
principales quioscos y librerías de toda Polonia), aunque ya no se publica.
En
su importante estudio sobre la recreación histórica altomedieval en Polonia, Bogacki
(2008, 238- 240) realizó una serie de interesantes observaciones sobre los
diferentes tipos de personas involucradas en esta actividad. En uno de los
extremos ubicó a los “recreadores profesionales”, quienes prestan bastante
atención incluso a los más mínimos detalles de su equipo, con frecuencia
utilizan literatura académica como referencia, y realizan sus propias
investigaciones. En el otro extremo situó a los “recreadores diletantes”,
quienes tan solo pretenden tener un conocimiento y experiencia bastante
elevados, cuando en realidad cuentan con un nivel terriblemente pobre. La
conclusión general que puede extraerse del trabajo de Bogacki (y mis
observaciones personales) es que una parte significativa de los recreadores
polacos todavía tienen un acercamiento demasiado selectivo a la Era Vikinga,
por lo que frecuentemente se concentran tan solo en recrear algunos aspectos de
la cultura material (predominantemente las armas). Muchos de ellos no
demuestran un verdadero interés por utilizar réplicas de alta calidad, además
de que tienen un acercamiento algo imaginativo e impresionista a los objetos
que usan y/o producen.
En
este contexto, vale la pena mencionar el término “historicidad” (historyczność, en polaco). Éste fue
inventado por los mismos recreadores, y básicamente se refiere a los objetos (o
conjuntos de objetos – e.g. el traje completo) que son réplicas de buena
calidad de artefactos arqueológicos (Bogacki 2008, 236-237; Kobiałka 2013,
145). A pesar de que en teoría muchos de los recreadores se esfuerzan por tener
únicamente equipo “histórico” (que de hecho es el requisito básico en la
mayoría de eventos de recreación), son muy pocos los que realmente alcanzan
este objetivo. Lo cierto es que gran parte de lo que los recreadores vikingos
de Polonia (y de otros lugares) utilizan, no son réplicas per se, sino objetos “estilizados” para parecer diseños auténticos
del pasado. Esto se refiere particularmente a los textiles y trajes, pero
también a otros elementos de las armaduras o equipo de campamento, como tiendas
de campaña, recipientes para beber, utensilios de cocina, entre otros.
En
relación con lo anterior, un problema significativo en la recreación, tanto en
Polonia como en otros lugares, es la noción que podría denominarse “autorreferencialidad”,
es decir, cuando los recreadores basan sus suposiciones sobre el pasado y su
cultura material no en literatura académica o hallazgos arqueológicos, sino en
la autoridad de otros recreadores supuestamente más experimentados y en el
equipo que estos usan. Así, por ejemplo, durante muchos años los recreadores
vikingos de Polonia tuvieron la tendencia de utilizar sillas africanas formadas
por dos tablones de madera entrelazadas (con forma de la letra “X”),
argumentando que esta pieza de campamento era “histórica”. Mientras que algunos
recreadores eran bastante conscientes del hecho de que éstas sillas no tenían
nada que ver con la Era Vikinga, otros se mantenían convencidos de que eran
réplicas genuinas de hallazgos arqueológicos.
Todos
estos problemas resultan del hecho de que muchos de los recreadores en Polonia
tienen una comprensión muy básica de la Era Vikinga y los aspectos de su
cultura material, así como de aspectos más complejos como identidad, pertenencia
étnica, y cosmologías pre-cristianas. A menudo, el único sitio arqueológico
escandinavo que conocen es Birka (Uppland, Suecia), y debido a que los
resultados de las excavaciones son de muy fácil acceso y están bastante bien
ilustrados (especialmente los publicados por Arbman 1940; Arbman 1943), asumen
que los descubrimientos de Birka son los más representativos de todo el mundo
vikingo. En consecuencia, los recreadores replican de manera entusiasta
diferentes hallazgos de Birka, afirmando que son completamente “vikingos” o
“escandinavos”, sin realizar ningún otro intento de comprensión más profunda
del contexto del descubrimiento, orígenes reales, o datación. Como resultado,
en los festivales vikingos en Polonia, muchos hombres utilizan cinturones
orientales con monturas de tipo nómada creyendo que estos eran una pieza
estándar del equipamiento “vikingo” (escandinavo). Algo similar ocurre con los
martillos de Thor utilizados por un amplio número de recreadores hombres. Curiosamente,
la evidencia funeraria de la Era Vikinga escandinava (que por supuesto puede no
ser representativa de cómo se utilizaban algunos objetos en la vida cotidiana,
pero que a pesar de esto puede otorgar algunas pistas) apunta a que los
martillos de Thor y otros tipos de amuletos estaban asociados principalmente a
las mujeres (para más detalles, ver Jensen 2010 y Gardeła 2014). La frecuente
tendencia entre los recreadores de utilizar colmillos de jabalí alrededor de su
cuello es igualmente problemática, pues no existe evidencia de que tales
objetos fuesen utilizados como colgantes entre los escandinavos altomedievales.
La única tumba de la Era Vikinga de un inmigrante escandinavo que contenía un
colmillo de jabalí está ubicada en Repton, Inglaterra. El colmillo estaba situado
entre las piernas de un hombre que murió de varias estocadas de lanza en el
rostro y que pudo haber sido castrado (Price 2013, 117). Dada la ubicación en
la tumba, es posible que el colmillo realmente sustituyera las partes faltantes
del cuerpo. Por lo tanto, los recreadores modernos deberían pensárselo dos
veces antes de colgar este tipo de objetos en sus cuellos.
Siguiendo
con esta revisión crítica, también debe agregarse que, en contraste con países
del Norte y Occidente de Europa, en Polonia ha habido una tendencia creciente a
construir aldeas o fortalezas de madera, debido a que estas eran una importante
característica de la “infraestructura” altomedieval de estas tierras. Sin
embargo, lo cierto es que casi ninguna de las muchas aldeas o fortalezas que se
han construido hasta ahora están cerca de sus contrapartes originales, tanto en
lo que respecta a su escala, como en la exactitud de las técnicas de
construcción (ver crítica en Gardeła 2006). Además de esto, aunque muchas aldeas
y fortalezas son reconstruidas en áreas donde se han encontrado hallazgos
auténticos de la Alta Edad Media, también hay algunas que han sido construidas
en locaciones totalmente aleatorias, sin ningún vínculo directo con algún sitio
arqueológico de una localidad dada. Para el público en general, estos lugares
pueden crear una imagen bastante engañosa del pasado, y a largo plazo, podría
conducir a serios malentendidos sobre la historia polaca. En las partes
antecedentes he presentado solo algunos ejemplos sobre cómo las actividades de
recreación histórica pueden tergiversar la imagen arqueológica e histórica del
pasado. A pesar de esto, podrían incluirse muchos otros asuntos problemáticos
(ver, por ejemplo, Bogacki 2008, Gardeła 2009, Kobiałka 2013).
En
el lado positivo debe mencionarse que probablemente los recreadores con más
conocimiento y crítica pueden encontrarse entre los artesanos (especialmente
joyeros y herreros). Éstos, a menudo, consultan literatura académica
(incluyendo estudios especializados, como de arqueometalurgia), y aspiran no
solo a producir objetos lo más similares posibles a los hallazgos
arqueológicos, sino también a replicarlos mediante el uso de herramientas y
técnicas apropiadas. Así pues, lo que estas personas hacen es muy parecido a la
“arqueología experimental”, aunque desafortunadamente estos artesanos pocas
veces publican sus observaciones (sin embargo, pueden consultarse una serie de
interesantes contribuciones al volumen sobre arqueología experimental y
recreación histórica editado por Gancarski 2012. Otro buen ejemplo de un
fructífero trabajo en conjunto entre académicos y recreadores ha sido
demostrado en Prince y Mortimer 2014).
Como
hemos visto, existen muchos recreadores que a pesar de afirmar que son “históricos”,
realmente son bastante ignorantes en lo que hacen. Sin embargo, también hay
algunos individuos que han demostrado ser bastante conscientes de lo que realizan,
y que además están dispuestos a compartir abiertamente sus puntos de vista
sobre la recreación de una manera crítica. Por ejemplo, el ya mencionado Igor
Górewicz (2013a), ha publicado recientemente una interesante colección de
ensayos y entrevistas en que se discuten sus experiencias personales dentro del
ambiente de la recreación histórica en los siglos XX y XXI. Durante una
conversación que sostuvimos en Wolin en agosto de 2014, Górewicz me dijo que él
no se consideraba a sí mismo como un “recreador”, ya que lo que realiza no es
un pasatiempo, juego o drama teatral, sino su auténtica forma de vida. No se “viste”
para convertirse en alguien más. Ya sea que vista ropajes medievales o modernos,
siempre permanece como él mismo (como puede verse en la portada de su libro –
ver Fig. 4). Curiosamente, Górewicz también me comentó que realmente no
necesita usar ropa histórica en absoluto, pero al hacerlo logra crear un tipo
de “interfaz” con el público (es decir, turistas) para que entiendan mejor que
es lo que él hace.
En
este contexto, vale la pena recordar los argumentos anteriores de Kobiałka
(2013), quien inspirado en la teoría post-procesual y en tendencias recientes
en las ciencias sociales, ha distinguido dos tipos de recreadores vikingos a
los cuales ha llamado “máscaras” y “transformers”. Los primeros, según la
opinión de Kobiałka (2013, 153), incluyen a aquellas personas que se convierten
en alguien diferente cuando utilizan su traje histórico, además de tender a
separar su vida cotidiana de lo que realizan en los eventos de recreación. El
segundo tipo, los llamados “transformers”, siempre son ellos mismos ya sea que
estén con traje o no. Entre estos recreadores, según Kobiałka (2013, 152), se
encuentran especialmente a los “artesanos más viejos”, para quienes “participar
en recreaciones históricas es un modo de ganar dinero. No suelen hacerlo por el
placer de viajar atrás en el tiempo hacia un pasado lejano”.
Aunque
las afirmaciones de Kobiałka tienen bastante razón, mi opinión es que el mundo
de la recreación vikinga, así como las identidades de quienes están
involucrados en él, son mucho más complejas. Hoy día existen muchas personas
dentro de este ambiente que no son ni “máscaras”, ni “transformers”, y para
quienes vivir la vida de un “vikingo contemporáneo” no se limita únicamente a
portar un traje, participar en batallas, o ganar dinero. Entre ellos pueden
encontrarse individuos para quienes “ser vikingo” tiene una dimensión
profundamente emocional e incluso espiritual, y que se encuentran vinculados a
este estilo de vida no solo por la pertenencia a un determinado grupo o por los
beneficios materiales / económicos, sino por fuertes lazos de amor, verdadera
amistad, e incluso sangre. El mejor ejemplo de esto es el ya mencionado
memorial de Philip Burthem organizado en Wolin en 2013. Estas nociones tan
sutiles rebasan las definiciones tradicionales, además de que no pueden ser fácilmente
aprehendidas por teorías académicas. Sin embargo, es indudable que merecen ser
exploradas con mayor profundidad en futuros estudios.
El futuro de la recreación histórica
en Polonia
A
lo largo de los años, la recreación altomedieval polaca se ha vuelto mucho más
diversa que en la década de 1990, y hoy día parece haber lugar para todo el
mundo. Ésta ya no se encuentra dominada por hombres o reservada a individuos
fascinados con la cultura guerrera, sino que también ofrece diversas
oportunidades para artesanos, artistas, contadores de historias, y cualquier
interesado en esta forma de acercarse al pasado.
Como
hemos visto, los recreadores polacos particularmente activos han aprendido cómo
utilizar eficientemente su pasión para presentar y promover la historia
altomedieval y la arqueología de maneras atractivas. Esto puede lograrse a
través de eventos profesionales de recreación histórica, publicaciones
académicas y populares, exposiciones, programas de televisión, documentales, e
incluso en colaboración con bandas musicales. También vale la pena resaltar que
muchos recreadores polacos no solo participan en festivales locales en Polonia,
sino que cada año viajan a grandes mercados internacionales en diferentes
lugares de Escandinavia, Alemania, Inglaterra y otras partes. Esto les ofrece
la oportunidad de presentar la historia y arqueología eslava a una audiencia
mucho más amplia, además de que puede incrementar potencialmente el
entendimiento público de la diversidad étnica y cultural de la Alta Edad Media.
Desde luego, no todos los grupos presentan el pasado de una manera comprensible,
crítica y matizada, preservando muchos de los antiguos clichés. La única forma
de limitar que estos recreadores “diletantes” difundan sus concepciones
erróneas del pasado, es crear reglas de selección más rigurosas en los grandes
eventos históricos. Algunos festivales han introducido ya el denominado comité
de autenticidad, aunque desafortunadamente muchos de ellos aceptan cualquier
cosa que “parezca histórica”.
Por
último, vale la pena señalar que la recreación histórica en Polonia no solo se
limita a la Edad Media, y que existe un creciente interés por períodos
posteriores, incluyendo la historia del siglo XX (e.g. Dubiel and Ślesicki
2014). Durante los últimos años, el número de espectáculos que buscan recrear
eventos acontecidos durante la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980 ha
incrementado a un ritmo acelerado. Sin embargo, estos eventos han dado lugar a
una gran cantidad de sentimientos encontrados entre el público educado. Por
ejemplo, Zbigniew Gluza (2014) ha criticado recientemente actividades
similares, argumentando que el trágico y sombrío pasado polaco no es algo para
bromear, y que muchos traumas permanecen sin sanar. Esto demuestra que existe
una urgente necesidad de una mayor autorreflexión entre los recreadores y
organizadores de eventos de recreación histórica, pero también de un debate
público más amplio sobre el rol, significado, e impacto social de empresas
similares.
Sin
embargo, el futuro de la recreación altomedieval en Polonia parece bastante
prometedor. Los organizadores de los principales festivales históricos se han
vuelto más críticos y conscientes del impacto que estos eventos pueden tener en
la percepción pública del pasado. Al alejarse gradualmente de un enfoque
centrado únicamente en las batallas y la cultura guerrera, han buscado maneras
atractivas de exhibir otros aspectos de la historia que anteriormente habían
permanecido marginales (e.g. narración de historias y dramas, recitales de
poesía medieval, conciertos, talleres de artesanía, etc.). Por otra parte, tras
un período inicial de dura crítica y rechazo hacia la recreación, existe ahora
un creciente interés en este fenómeno entre académicos polacos y extranjeros
que buscan explorarlo desde diferentes enfoques teóricos e interdisciplinares
(e.g. estudios de la cultura material, antropología, sociología, o psicología).
Un número cada vez mayor de estudiosos también se encuentran buscando formas en
que las experiencias de los recreadores puedan utilizarse en sus propios
estudios del pasado (e.g. Price u Mortimer 2014). Todo esto demuestra que
existe una voluntad de colaborar y entablar un diálogo abierto y sin
prejuicios. Los académicos, especialmente los arqueólogos e historiadores,
también deben de reconocer el hecho de que un amplio sector de sus lectores no
proviene en realidad del ambiente académico, sino del mundo de los recreadores
y de otros aficionados a la historia no profesionales. Por lo tanto, debemos
buscar nuevas formas de comunicarnos mejor con una audiencia en constante
expansión.
De
manera simbólica, la prematura muerte de Philip Burthem (Fig. 5), aquel
carismático líder de los Jomsvikings contemporáneos, marcó el final de la
primera era de la escena de la recreación histórica vikinga que tan
apasionadamente ayudó a crear. Sin embargo, al mismo tiempo, su muerte se
convirtió en el momento fundacional de una nueva historia que aún permanece por
contar por las futuras generaciones de vikingos contemporáneos de todo el
mundo.
Agradecimientos
Quisiera
expresar mis más sinceros agradecimientos a Alban Depper, Jacek Gajak, Igor
Górewicz, Katarzyna ‘Amari’ Górewicz, Marcin ‘Lutom’ Lutomski, Grzegorz ‘Greg’
Pilarczyk, Monika Sankowska, Kamil Stachowiak, Angelika Strycka, y otros
colegas del mundo de la recreación vikinga por compartir amablemente conmigo
sus historias y experiencias, como también por comentar los primeros borradores
de este artículo. Estoy especialmente agradecido por haberme permitido
reproducir sus fotografías.
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